Tan Suya como Mío

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Relato Nº 15 del Segundo Concurso de Relato Erótico DENTRO DE TI

Tan Suya como Mío

Nadie esperaba que se llegara a vivir una situación así.

Una pandemia con un confinamiento obligado de dos meses, es mucho tiempo para dos amantes que cada semana sacian sus instintos más oscuros como salvajes animales.

Por eso ansiaban el momento del reencuentro más que nunca.

Porque los cuerpos estaban sedientos y hambrientos de placer.

Y el encuentro no defraudó, en absoluto.

El contacto piel con piel no hizo más que corroborar que estaban hechos el uno para el otro. Que a pesar del tiempo, los cuerpos reacionaban al estímulo.

Que las endorfinas se activaban y que inevitablemente, aparecía el lado más salvaje de los dos.

Tumbados en la cama, con su peso encima de ella, dejándola inmóvil, la mirada a los ojos y los besos abarcando la boca, el cuello, las orejas…sólo cabía que su polla la destrozase por dentro en cada embestida.

Y ella pedía más.

Porque cada embestida le demostraba que nada había cambiado.

Que a pesar de lo vivido, ella le pertenecía a él, y a su vez él, y su polla, le pertenecían a ella.

Nada hay más erótico que dos cuerpos pegados, sudados, intercambiando fluidos y con el sonido indescriptible de la polla entrando y saliendo del coño empapado, caliente e hinchado por la excitación.

Pero un buen polvo no lo es tal sino culmina con el orgasmo de la mente, y ése sólo se consigue con la entrega.

Collar al cuello, la pasea a cuatro patas por toda la casa demostrando así su posesión sobre ella.

La lleva al salón, la tumba en el sofá y la esposa, dejándola inmóvil e indefensa.

Coloca un vibrador entre sus piernas mientras el hielo recorre sus pezones, su vientre y termina dentro de su coño que se retuerce y alborota.

Ella grita de placer y pide ser follada por su polla, que erecta, chupa y relame hasta que se incrusta en el fondo de su garganta y le provoca unas náuseas que los excita aún más a los dos.

Pero es sólo cuándo él decide, cuando la folla sin contemplaciones, con el hielo aún dentro, provocándole el mayor de los orgasmos.

Pero no es ahí donde él quiere terminar y culminar.

La levanta del sofá y la lleva a la ducha, dónde arrodillada la mea encima.

Ella se relame, disfruta esa lluvia dorada que la humilla y a la vez la engrandece más.

Él le ordena que le chupe los huevos mientras se masturba y ella complaciente, entregada, sumisa, obedece hasta que la aparta y nota su leche caliente recorrer su cara y su cuerpo mientras le grita:

  • Eres mía, mi puta, la más bonita, mi tesoro más preciado.

Y es ahí cuándo ella se siente plena, dichosa, porque ha conseguido que él esté orgulloso de ella.

Porque sabe qué no hay circunstancia adversa en el mundo que pueda acabar con lo que ellos dos poseen.

Porque siempre tendrán ese vínculo indestructible que muy pocas veces se dá.

Ojosdevicio.

Esther Dentro de Ti | Tu Sex-Shop de Confianza

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