El Spanking

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El spanking es una práctica que se utiliza tanto en el mundo bdsm, como en el vainilla.

Puede traducirse como azotamiento y es una técnica que utilizan muchas parejas en los preliminares como parte del erotismo durante el sexo.

Como práctica BDSM se realiza bajo los roles de dominación y sumisión.

Lo fundamental de esta práctica (como todas de bdsm) es la confianza entre los dos miembros de la pareja, basada en el acuerdo en el que previamente han marcado los límites para saber a qué atenerse y poder abandonarse al juego.

El azotado confía en el azotador porque éste ha asumido su responsabilidad, sabe lo que hace, no le lesionará y no abusará de su poder. Sin estos acuerdos previos, la práctica puede convertirse en un juego peligroso de abuso físico y emocional pudiendo provocar heridas emocionales.

Los azotes pueden darse con la palma de la mano o con distintos instrumentos como una vara, regla, correa, caña de bambú, zapatillla, fusta,

látigo, pala:

como cada uno tiene unas determinadas características (largo, ancho, material, flexibilidad, textura, etc.)  cumplirán diferentes funciones dependiendo de lo que queramos hacer.

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Aquí vamos a centrarnos en los azotes con la mano.

Para evitar los moratones (aunque lucirlos siempre es un orgullo para cualquier sumiso), hay que empezar dando las nalgadas sobre la ropa. Continuaríamos  sobre la ropa interior, para terminar directamente sobre la piel. Así se calienta la zona poco a poco y se estimula circulación sanguínea.

Si vas alternando ambas manos, podrás aguantar mas tiempo (las manos se cansan) y provocarás en tu pareja la incertidumbre de no saber a que mano le toca.

Como los primeros azotes duelen más, la mejor manera de empezar a azotar es dando con la mano en forma de copa, de manera contundente y sonora. De esta manera el cerebro empezará a generar endorfinas aumentando así la resistencia al dolor.

Seguiríamos con la mano recta (nunca de canto), así puedes ir intensificando la fuerza de la nalgada, y también puedes azotar sólo con los dedos como si fueran látigos.

Una vez que hemos entrado en calor puedes ir cambiando la forma de la mano.

Como muy bien dice la palabra, las nalgadas se dan en las nalgas, nunca hay que azotar en la zona lumbar puesto que podrías dañar el nervio ciático, tendones o músculos.

La zona genital tampoco es aconsejable debido a la extrema sensibilidad del clítoris o glande, aunque es cierto que pequeños azotitos pueden ser tremendamente excitantes.

Por lo tanto azota principalmente en los glúteos e incluso en la zona que une glúteos y muslos, aunque aquí, con precaución ya que pueden ocasionar bastante dolor.

Hay que parar de vez en cuando para relajar tanto el nivel físico como el emocional, y acariciar la zona con cariño. Es importante para el spanker demostrar cariño y poder, y para el spankee es un alivio y a la vez una incertidumbre al no saber cuándo van a reanudarse los azotes.

Tras la práctica es muy importante aplicar el aftercare (imprescindible en todas las prácticas bdsm).

Ya que el azotado se encuentra “ido” tras haber soportado dolor físico y emocional y ha de sentirse reconfortado y tranquilizado y debe conectar con el azotador a traves de las caricias, abrazos, besos y palabras cariñosas que lo devuelvan poco a poco a la realidad.

Por supuesto también hay que tratar la zona con algún bálsamo que calme y protega.

El azotado debe recuperar el equilibrio de sus emociones acurrucándose entre los brazos de su azotador, dándose un baño juntos, comiendo algo para recuperar fuerzas…debe sentirse cuidado y protegido.

Recordaros que siempre hay que practicar bdsm respetando los acuerdos previos sobre la base del sexo SSC, seguro, sensato y consensuado.

                

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