La atrofia vaginal es una de las afecciones más comunes en mujeres durante la menopausia que conlleva un sinfín de síntomas que empeoran su calidad de vida.
Es la primera causa de dispareunia (dolor durante el coito) lo que puede llevarnos en determinadas ocasiones a un rechazo absoluto de las relaciones sexuales.
La atrofia vaginal se trata de la pérdida del efecto de los estrógenos sobre la vagina.
Estas hormonas son las responsables de mantener en buenas condiciones el epitelio de la vagina.
Con la edad y principalmente en la menopausia, la mucosa vaginal se vuelve más fina y más seca.
Se producen cambios en el equilibrio de la flora vaginal y en el pH, que pueden predisponer a la aparición de infecciones vaginales y urinarias.
Es por ésto que la atrofia vaginal, y en general la urogenital, es la causa más frecuente de dispareunia y cistitis de repetición en la mujer postmenopaúsica, que se produce con la disminución hormonal.
A consecuencia de ésto, se producen una serie de disfunciones sexuales globales, ya que el dolor evita la actividad sexual, y la falta de esta actividad acaba produciendo problemas de deseo, trastorno de excitación y anorgasmia.
Un alto porcentaje de la población femenina padece atrofia vaginal.
Los síntomas que genera son: sequedad vaginal, ardor, picor y, en ocasiones, un aumento de la frecuencia de la micción y dolor al orinar.
Es importante que en cuanto una mujer note alguna de estas alteraciones (las que suelen aparecer primero son la sequedad vaginal y las molestias en las relaciones sexuales), acuda inmediatamente al especialista.
Aunque sea algo habitual no debe asumirse como tal, puesto que el médico sabrá aconsejar el tratamiento adecuado.
Estos tratamientos tienen el objetivo de mantener la vagina y el resto de los tejidos urogenitales en las mejores condiciones posibles.
Existen a nivel farmacológico hidratantes, que deben utilizarse varias veces por semana.
Externamente también es aconsejable utilizar hidratantes íntimos
para nutrir, proteger e hidratar bien toda la zona externa de la vagina y la vulva.
Y por supuesto no debemos olvidar el uso de lubricantes para usar en el momento de las relaciones y evitar y prevenir así el dolor.
Los hay específicos para tratar estos problemas, como cualquiera de los que te muestro a continuación:
También se pueden emplear cremas con estrógenos para aplicar en la vagina (siempre bajo la supervisión de tu ginecólogo) que reducen los efectos del déficit hormonal en la piel del área genital.
Otra cosa importante a tener en cuenta es mantener una actividad sexual regularmente, ya que mejora la función vaginal preservando su elasticidad y previniendo el estrechamiento del introito vaginal.
Y si por diversas razones resulta muy dificultoso mantener relaciones sexuales, siempre se pueden utilizar dilatadores vaginales.
Lo importante es no conformarse con padecerla y visitar al médico a los primeros síntomas.
Los tratamientos son efectivos y nos permitirán seguir disfrutando de una vida sexual sana y placentera.
