(Tercer Concurso Relato Erótico DENTRO DE TI)
Remember
(Relato Número 12)
Por Norah Corujo
Le miré a los ojos fijamente de nuevo para sacar la lengua
como cualquier chica en plena pubertad que intenta ser sexy pero no acaba de conseguirlo; en mi caso,
siempre lo consigo, tanto, que por poco a esta no se le cae la mandíbula por la
sorpresa de darse cuenta de lo que llevo en la boca; dos piercings en la lengua. Y no
sólo eso, sino de que iba a alejar mis manos un ratito para meter en acción otra cosita
más interesante.
Aun con mi mirada fija en ella, me posicioné entre sus piernas, las cuales yo separé
para dejarme vía libre. Di el primer lametón a su intimidad y sentí como una fuerte ola
de calor le recorrió por completo; mi acto reflejo fue sonreír de alegría y satisfacción al
ver como su cuerpo y toda ella me exigían más y más.
Mi lengua comenzó a dar círculos a lo largo de toda su intimidad.
Empezando por sus labios, como pude ya que mis brazos tenían la tarea de acariciar sus piernas y cadera
a la par que su culo, abrí levemente con mi propia boca su vagina y mi lengua se
introdujo en ella. Absorbí todo el líquido vaginal que se estaba escurriendo incluso por
su entrepierna hasta tocar la propia cama; esto es un maravilloso festín.
Seguidamente, comencé a rozar contra su clítoris el piercing de la punta de mi lengua
lo que le sacó aún más gemidos y placer en todo su cuerpo; sé que está tocando el
cielo y está a punto de correrse pero aún no es el momento, primero tengo que
meterle toda la polla en su interior y tiene que acogerme como nadie le ha follado en
su vida, debe aguantar hasta que nos corramos los dos juntos, yo dentro de ella y ella
sobre mí mientras yo la monto o ella me monta a mí.
Menuda fantasía que se va a hacer realidad.
Agarraba sus muslos con fuerza, dando a entender que la deseaba con toda mi alma y
ser y que la quería toda para mí hasta el fin de mis días.
Me movía de una esquina a otra de su intimidad, pasando por su clítoris, por su
vagina, besando sus muslos rozando casi su zona en estado rojo y de urgencia; era un
festival en el que yo estaba disfrutando como nadie.
“Como quieres acabar esto, ¿princesa?” le pregunté mientras le miraba con el rostro
que posee un depredador hacia su presa.
– Por favor… Entra lentamente en mi coño, y después de eso, disfrutemos más aún si
cabe… así quiero acabarlo. Quiero que nos corramos, quiero que te sientes, sentarme
sobre ti, y que te vuelvas loco. Quiero y deseo que también me penetres mientras yo
aprieto tu espalda, mientras yo estoy tendida en la cama… Quiero que me empotres
contra el armario… Quiero tantas cosas… Toda la noche. – susurró – Tómame… Como
tú más quieras, pero te lo suplico, hazlo ya…fóllame
La iba a empotrar tantas veces me lo dijera, hacer las posiciones que le apetezcan,
deleitarla con mis manos y mi boca tantas veces me lo pida; follaríamos tantas veces
me lo ordene. Realmente, estoy a sus pies. Le voy a dar todo y más, hasta que nos
cansemos, hasta que nuestras energías estén muertas, hasta que no podamos, y lo
iba a hacer esta noche, la siguiente, y todas las siguientes después de esa.
Observé en su rostro la expectación de mi próximo movimiento, esperando a ver qué
haría, esperando a que acabe de comérmela.
Me acerqué a ella, poco a poco, y en un sólo segundo la cogí con las dos manos de la
cintura.
Hice que colocara sus piernas alrededor de mi cadera y dirigí la punta de mi
polla al principio de su vagina. De un momento a otro, y mientras me recolocaba, nos
levanté a ambos de la cama para poder metérsela mejor y que a ella le llegara aún
más hondo, y la introduje. En una sola estocada, mi enorme polla entró toda dentro de
ella y ambos, al mismo tiempo, soltamos un gemido de alivio y al mismo tiempo de
necesidad. En tan sólo un instante, la empotré en la pared, y mientras iba entrando y
saliendo de ella, nos besábamos apasionadamente; sentía que me ahogaba no por
estar demasiado rato besándonos, sino porque estaba demasiado tiempo teniendo
que parar para coger aire. Pareciera que su vagina estaba hecha para mi polla; es
como si dentro, al meter por primera vez mi pene, se hubiera amoldado
completamente a su forma, largura, grosor, … Todo.
De un momento a otro, esta vez ella estaba encima mía, obligándola a que ella fuera
la que me cabalgara a mí.
Empezó a saltar sobre mí.
Oía sus intensos y agudos gemidos; seguro que nos está oyendo todo el puto edificio
y ojalá, porque así sabrán que nadie va a proporcionarle más placer que yo a esta
locura que tiene forma de mujer. Observo su cara enrojecida por el calor que no
paraba de generar nuestros cuerpos y por el intenso éxtasis de casi estar tocando el
cielo. Dejando atrás su maravilloso rostro, me embobé viendo como sus maravillosas
tetas botaban y rebotaban y sólo pude sostenerlas en mis manos. Comencé a
juguetear con sus dos pezones usando mis manos. Esto hizo que me dirigiera una
mirada plagada de vergüenza y eso sólo consiguió que intensificara los movimientos
de mis dedos.
Mi pelvis chocaba contra la suya, escuchaba como estábamos prácticamente
chapoteando sobre mi líquido preseminal, que había empezado a escurrirse por su
coño y mi polla, y su líquido vaginal. A mí no me faltaba casi nada para venirme, y creo
que ella lo sintió porque el instante en el que me estaba corriendo en su interior, ella
hizo lo mismo, generándonos a ambos una tremenda ola de alivio inexplicable.
Suspirando pesadamente después de tan maravilloso polvo, incluso se me nubló la
vista debido al éxtasis.
Norah Corujmber