Sexo en Color para Días Grises

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Relato Nº 12 del Segundo Concurso de Relato Erótico DENTRO DE TI

Sexo en color para días grises

El día amaneció tan gris como ella… pero ya solía ser algo normal ese estado de ánimo. El encierro, su marido, los hijos, el trabajo….y una situación que no tenía pinta de mejorar en un espacio de tiempo presente y por lo visto, tampoco en un futuro cercano.

A todo eso, tenía que sumarle a Él… La única persona que de un tiempo a esa parte le hacía vibrar como no lo había hecho nadie.

Pero incluso éso, lo estaba matando la distancia que había entre ellos…y últimamente, no sólo se trataba de la distancia física.

Sus ratos de charla, le habían llevado a conocerse muy bien, sobretodo en el terreno sexual.

Ambos disponían de una mente cargada de lujuria y perversiones, que se habían propuesto llevar a cabo juntos.

Él proponía, con todo lujo de detalles, cómo sería la siguiente aventura que podrían llevar a cabo… ella leía, sin perder detalle, azuzada por la pasión que le hacía sentir, la que podría ser la próxima experiencia.

Se ayudaban de imágenes y videos sacados de internet, y se ponían en el lugar de sus protagonistas.

Hablaban de sus límites, si los hubiera, y hacían esas historias SUYAS.

La última que tenían pendiente (pero la primera en su larga lista de cosas por hacer) era la de un trío.

Sí, ya sé que podéis pensar que es algo muy tópico y común, sobretodo cuando quieres empezar a saltarte las reglas de lo establecido como moralmente aceptable.

Pero era algo a lo que él tenía muchas ganas y ella se moría por complacerle.

Así que empezaron a tomar contacto con chicas por la red que, tras un rato de charla entre los tres, se ofrecían a participar de la fantasía.

Como prueba, hacían un grupo de chat y se decían lo que podría ocurrir en el encuentro.

Cada uno daba su punto de vista, sus detalles propios, se mandaban imágenes de la ropa que llevarían (hasta que desapareciese) o de lo excitados que estaban en ese momento mientras chateaban.

Al final dieron con una chica que se adecuaba a sus necesidades… el trato con ella era muy ameno, lo habían pasado genial alguna que otra vez que habían jugado los 3, y no buscaba nada más que pasarlo bien durante el sexo.

Ella era casada, le encantaba el morbo, pero en su casa, no podía dar rienda suelta a todo lo que deseaba… Así que dar con ellos, supuso un poco de respiro a su también monótona vida familiar.

Una vez que se supieron capaces de llevar a puerto esta nueva experiencia, comenzaron los preparativos para el encuentro.

Se hizo reserva en un hotel convencional con fácil entrada y salida de la ciudad.

Tan sólo disponían del tiempo que dura la jornada laboral, así que querían las menos interrupciones posibles.

Cada uno llegaría en su coche.

Él apareció antes, se registró y tomó la tarjeta de la habitación en recepción.

Su pareja, llegó justo después, no había hecho más que entrar cuando ella le llamó por teléfono para que le diera las indicaciones pertinentes…

“Cuando entres, tendrás de fondo el mostrador de recepción, a la derecha está el ascensor… primera planta, habitación 103”

De pronto ella notó que se le contrajo el estómago por los nervios y la excitación.

Deseaba verlo, tocarlo, besarlo….y que la hiciera suya de todas las maneras posibles.

El trayecto a la primera planta fue muy corto, llegó mordiéndose el labio.

Una vez frente a la puerta, llamó y él abrió.

Se miraron un instante y se lanzaron a comerse la boca como dos muertos de hambre.

Sus manos tampoco se quedaron quietas.

Ella llevaba un vestido largo y zapatos de tacón. Él metió sus manos bajo el vestido, acariciando sus muslos y subiendo por el
interior de ellos.

Al llegar a la ingle, deslizó la punta de sus dedos hacia el interior y se encontró con lo que ya imaginaba…su coño bastante mojado, tal y como a él le gustaba.

Se puso de rodillas, subió una de las piernas de ella sobre su hombro, deslizó a un lado el tanga y metió su cabeza entre ellas.

Pasó su nariz a lo largo de la hendidura, aspiró el olor y con su lengua lamió toda esa humedad.

Ella agarró su pelo con fuerza y apretó su cabeza contra su centro. Al cabo de unos minutos de lamidas y jadeos, llamaron a la puerta… Era la otra chica.

Venía ataviada con un vestido corto y ajustado, zapatos de tacón y una gargantilla en el cuello.

Su pelo rubio recogido en un moño informal y sus ojos verdes maquillados con mirada felina.

Pasó a la habitación, se miraron, los tres sonrieron y él se acercó a ella.

“Puedo besarla?”, le preguntó a su pareja… a ella le pareció muy excitante saber que su boca sabría a ella, así que le dio permiso.

Empezaron a besarse despacio, reconociéndose, y después fue la mujer la que se acercó a besar a la invitada, mientras él contemplaba la imagen.

El calor fue en aumento y comenzó a sobrar la ropa, que fueron quitándose entre los tres.

La habitación disponía de un sillón, él lo colocó en el centro, frente a la cama y se sentó con las piernas abiertas.

Le pidió a su pareja que se sentara sobre él, mirando hacia la cama.

Ella puso sus pies sobre las rodillas de él y él sus manos sobre las rodillas de ella, instándola a abrirse más.

Las bajó hasta sus labios y los abrió con los dedos, mostrando su coño completamente abierto.

Y así se la ofreció a la otra chica, que acercándose agachó la cabeza y depositó un suave beso en esos labios brillantes, para a continuación, sacar su lengua e introducirla en la profundidad de su vagina.

Se deleitó un rato con su sabor, la hizo gemir y jadear como una loca, estuvo a punto de correrse y notaba tras su culo el bulto de la polla de su chico.

Éste las hizo parar y les indicó que subieran a la cama y empezaran a jugar mientras él las contemplaba…y así ocurrió.

Una de ellas se tumbó boca arriba y la otra se sentó sobre la boca de ésta, moviéndola en círculos, mirando hacia delante, con la vista puesta en él, que se tocaba su polla con movimientos suaves mientras no perdía detalle.

Miraba a su chica, que se pellizcaba los pezones y gemía de placer.

Se levantó del sillón y se acercó a la cama, concretamente cerca de su chica, que se inclinó y comenzó a lamerlo y a metérselo en su boca, hasta el fondo.

Tocando casi su garganta, con las manos agarradas a las caderas de él, que a su vez las impulsaba con
cada embestida.

Lo puso a punto. Cambiaron posiciones en la cama.

Él se tumbó y las dos se colocaron entre sus piernas y comenzaron otra vez a comérselo con ganas, las dos subían por el tallo a la vez con la lengua, cada una por un lateral, hasta llegar a la punta y terminar dándose un beso muy húmedo…y de nuevo a empezar el recorrido.

Su chica le sujetó la base con las manos, y de esa forma, instándola a subir sobre él, le ofreció a su hombre.

Hizo lo que le pedía y bajó suavemente por toda la longitud hasta que se quedó clavada. Comenzó a moverse con ritmo acompasado, sus tetas hacían lo mismo.

La otra mujer comenzó a chuparle los pezones y a pellizcarlos, sabía que la excitaba mucho.

Se soltó de sus pechos y se fue hacia atrás, le inclinó la espalda a ella hacía delante para que quedara casi tumbada sobre el pecho de él mientras lo cabalgaba.

Y la otra se puso detrás y comenzó a tocarle la hendidura por detrás, a acariciarla con los dedos, a pasarle la lengua, a volverla loca…le metió un dedo ensalivado por el culo y comenzó a moverlo, cada vez más profundo y más rápido…después fueron dos.

Sólo había ruido de placer y olor a sexo en esa habitación, era un paraíso particular.

Se levantó de la cama y fue a por un juguete, un dildo de dimensión considerable.

Lo untó con bastante lubricante y empezó a meterlo por el ano de la chica, muy poco a poco.

Cuando estuvo a punto de correrse, ambas se pusieron en cuatro, de espaldas a él, que se incorporó y se puso de rodillas para pasar su capullo por la raja de cada una.

Después de ese calentamiento, comenzó a introducir su polla de una a otra, sin parar hasta que no pudo más, y se corrió en el culo de cada una de ellas.

Es una pena que no pueda seguir contando, porque las horas dieron de sí para varias posturas más…
Ese día, al fin, tuvo algo de claridad y color en la vida gris de nuestra protagonista.

Becca W

Esther Dentro de Ti | Tu Sex-Shop de Confianza

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