Un Regalo

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Relato Nº8 de la primera edición del Concurso de Relato Erótico DENTRO DE TI.

Un Regalo

La idea me pareció muy buena y allí estaba ese 13 de marzo en la dirección que me habían dado.
Hice un poco de tiempo y cuando pasaban algunos minutos de menos cuarto subí por las escaleras para evitar cualquier ruido.
Efectivamente la puerta no estaba del todo cerrada y la empujé muy despacio.
Entré de puntillas y cerré tras de mí lo más suave que pude. Me dirigí hacia el final del pasillo y girando hacia la izquierda pude ver el dormitorio.
Me acerqué con el mismo cuidado y ya pude escuchar algunos ruidos que evidenciaban que no me había equivocado.Cuando llegué a la altura de la puerta me quedé paralizado contemplando la escena.
Allí estaba Ainara, de rodillas sobre el borde de la cama y como única ropa un picardías negro transparente.
Cerca de ella, de pie y completamente desnudo, se encontraba su novio, quien me miró al percatarse de mi presencia y asintió sonriendo.
Cuando hubo retirado su mirada de mí me fijé en la mano derecha de Ainara que agarraba firmemente la polla de
su novio y la masturbaba con alegría mientras su capullo iba apareciendo y desapareciendo de su boca.
La venda en sus ojos y mi sigilo habían hecho que ella no hubiera notado mi presencia y seguía con su trabajo magistral,
como si nada diferente a otras veces estuviera ocurriendo.
Tenía ganas de participar, pero la vista era tan buena que me desnudé muy lentamente, disfrutando de cómo esa
verga aparecía y desaparecía en la boca de Ainara y cómo cada vez generaban más saliva y más flujos que iban
goteando de la polla de él y de la mano de ella.
Me fijé en el cuerpo de Ainara, en esas tetas que se movían sin
orden dentro del picardías y de cómo, una areola primero y su pezón tremendamente enhiesto después, salían por
encima de la ropa íntima.
Su precioso trasero descansaba sobre sus talones, con las piernas bastante separadas.
En esa posición su conejito debía estar entreabierto esperando más acción que la que ahora tenía, pero para ello
habría que esperar.Me acerqué lentamente con el asentimiento de él y me coloqué al lado de la mejilla izquierda de Ainara.
La verdades que había subido con mi pene totalmente flácido, la idea era excitante pero los nervios no me habían permitido
todavía soltarme.Pero una vez allí, mi polla había ido creciendo paulatinamente hasta llegar a la media asta de ese
momento.
Esperé mi turno. Ella estaba preciosa separándose su melena y devorando aquella polla de esa manera.
Echaba de menos su mirada penetrante y sensual pero el velo negro era parte del juego.

Al poco, él agarró su mano izquierda que hasta entonces acariciaba sus testículos y la fue llevando lentamente hasta mi polla. Chocó con ella, él la soltó y ella empezó a palpar.Cuando reparó en lo que tenía ahí delante no pudo reprimir echarse para atrás y soltar una carcajada.

Entonces ahí estaba más bonita que nunca: su cabeza hacia detrás, su carcajada sincera y enorme, su pecho medio asomando de su ropa, su mano izquierda intentando
acallar su risotada y su mano derecha aferrada a la polla de su novio.

Le susurró algo que no llegué a entender y ambos se rieron, mientras ella seguía masturbando esa polla y con la otra mano empezaba a acariciar la parte trasera de mis muslos y mi culo.

Para entonces mi erección era ya total, aunque mi capullo permanecía tapado por la piel que lo recubría.

Cuando se acallaron las risas, ella se puso nuevamente seria y preciosa y siguió trabajando la polla de su novio
con algo más de rapidez ahora.

La mano que estaba conmigo acariciaba mi trasero de una nalga a otra, a veces con las yemas de los dedos, otras con las uñas y otras apretándolas con firmeza.

De vez en cuando, pasaba sus dedos por la raja de mi trasero hasta rozar mis pelotas levemente, cosa que provocaba un golpecito de mi polla
hacia arriba, como si quisiera empalmarse más de lo que ya estaba.

En una de esas que su mano apretaba mis nalgas, hice un gesto con la cadera de aproximación hacia su cara y
ella lo entendió perfectamente.

Sacó la polla de su novio de la boca mientras seguía masturbándola con ese ritmo constante que a él parecía encantarle y se giró levemente hacia mí.

Levantó la cabeza como si pudiera mirarme y sonrió muy pícaramente; yo sí que pude ver cómo me sonreía y cómo pasó su mano izquierda de atrás hacia
adelante hasta llegar a mi rabo, que tenía en esos momentos la dureza del diamante.

Cuando lo agarró se le escapó un guau que me hizo sonreír orgullosamente.

Empezó entonces un movimiento lento de atrás hacia adelante que hizo que mi capullo quedara ahora fácilmente
a la vista. Ese ritmo contagió al de la otra mano y ahora ambas se movían a la misma velocidad.

Ella sonreía sin parar mientras se acercaba lascivamente hacia mi polla.

Juntó sus labios y le plantó un beso a la punta de mi capullo. Inmediatamente después sacó la lengua y recorrió la rajita de mi polla haciéndome ver las estrellas, justo antes de que abriera la boca todo lo que podía para meterse
mi tranca dentro de ella, sin apenas rozarla.

Una vez pensó era suficiente, fue cerrando la boca, aprisionándola
dentro de ella. Succionó un rato y la dejó libre, totalmente empapada en su saliva y en los flujos de su novio que
estaban en su boca.

Le miré a él y le vi ensimismado mirando su boca y mi polla, no sólo no parecía importarle que
su novia me la estuviera chupando, sino que parecía que aquello le encantaba.

Ella disfrutaba como una perra en celo, chupando mi polla a un buen ritmo. Las iba alternando, aunque que perdía
más tiempo en la última en aparecer en escena.

Parecía que la dureza y la anchura que gastaba en ese momento
la tenían fascinada. La de su novio era prácticamente igual de larga pero más estrecha; ideal para el sexo anal,
pensé.

En un momento dado, mientras masturbaba mi rabo con su boca, la soltó y su mano desapareció inmediatamente
entre sus muslos. Y ahí estaba ella, disfrutando, con dos hombres a su merced.

Una polla en su boca, otra en su
mano y ella masturbándose a un ritmo bastante acelerado.

– ¿Me vais a follar los dos, ¿verdad? – preguntó agresiva imaginándose la respuesta. Y volvió a comerse mi polla,
sin esperar a que contestáramos.

Yo ya me estaba volviendo medio loco y agarré su teta que estaba a medio salir
para sacarla del todo y acariciarla durante un rato largo. El tamaño del pezón me tenía fascinado y mojé dos de mis
dedos para jugar posteriormente con él.

Su novio que me vio hizo lo mismo por el otro costado. Ella liberó nuestras
pollas y se quitó con arte el picardías, pudiendo gozar nuestros ojos de semejante cuerpo desnudo.

La visión de su culo, apoyado sobre sus talones me hizo pensar que ya estaba bien de aquella postura.

Aprovechando que en ese momento estaba lubricando la polla de su novio, me tumbé boca arriba en la cama.
Ella dedujo con rapidez mi idea y levantó su trasero, separando las piernas de forma que mi cabeza pudiera
entrar fácilmente en el hueco que dejaban.

Coloqué mi cabeza debajo de su sexo y ella se acomodó previendo que aquello iría para rato. Y así fue.

Nada más
sentarse sobre mi cabeza pude notar y sentir aquel olor a sexo y pude degustar esos flujos que escapan desde su
vagina y desde sus labios.

No había tiempo para preliminares y comencé a lamer con mi lengua su coño, desde el
ano hasta el clítoris. Mi lengua plana hacía sus delicias.

A juzgar por sus movimientos y por los gemidos que emitía
mientras se comía a su novio por la polla, sobre todo cuando la detenía a la altura de su clítoris y la presionaba
contra él.

Después la afilé y la introduje todo lo que pude en su vagina, haciendo movimientos con mi cabeza para
poder penetrarla todo lo que la posición me permitía.

Ella se percató y colaboraba, subiendo y bajando su cuerpo
sobre mi lengua.

Aquello le estaba gustando pues pude notar como se había sacado la polla de su novio de la boca
y la masturbaba ahora a una velocidad endiablada.

– ¡Sí, sí, sí, … así, cabrónnnnnnnnnn! El orgasmo estaba llegando de forma evidente y yo estaba muy orgulloso de
ello.

Justo cuanto estaba a punto de correrse, hice llegar como pude mi dedo índice al ano y lo introduje
parcialmente en él.

Y allí explotó en varios mini-orgasmos que la dejaron rendida y sentada sobre mi cabeza,
mientras yo recorría su ano con mi lengua.
…continuará (por supuesto).
Autora: MILF Life

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