14 de Febrero

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4º Relato del Segundo Concurso de Relato Erótico DENTRO DE TI

Sólo quedaban unas horas para nuestro encuentro.

Íbamos a firmar nuestro contrato consensuado para ser su sumisa y Él mi Amo. Nerviosa y a la vez ilusionada nos sentamos en el sofá de casa y leímos frase a frase nuestro contrato.

Él colocó sobre mí una cadena de plata con el símbolo de mi nombre, Luna, y yo le puse a él su pulsera.

Aquello era nuestro, sólo nosotros sabíamos lo que significaba.

Me mandó un email:

“Querida Luna, el 14 de febrero en la mazmorra a las 20h.”

Me vestí como Él me dijo, con mis medias de encaje, esa falda negra que a Él tanto le gusta y una camisa blanca que dejaba entrever el sujetador de encaje que llevaba puesto.

Mis labios pintados de rojo, el pelo recogido con una coleta trenzada como a Él le gusta y perfumada con su perfume favorito, ese que le huele a esa perra que soy.

Bajé por esas escaleras y seguí cada una de sus órdenes.

Mi piel estaba excitada, erizada.

Me quité la camisa, la falda y el sujetador y me coloqué en el centro de la habitación, inmóvil con la cabeza baja.

Él se me acercó tocando mi piel suavemente, pasando sus manos por mi cuerpo y lamiendo mi cara para degustar lo que es suyo.

-Que bien sabe mi perrita… -Dijo con esa voz que solo Él sabe ponerme.

Mi coño empezó a humedecerse y mi cuerpo a estremecerse.

Me fué lamiendo la cara y poco a poco bajó a los pezones para lamerlos y morderlos.

Mmmm….que placer me dan esos mordiscos… que dolor tan placentero.

Se me escapó un gemido.

Paró y me enseñó la mordaza

-No quiero oír nada zorra. Ni un gemido ni un suspiro. Nada!!!! ¿Ha quedado claro?

-Si mi Amo.

Y en ese momento me amordazó y me dio un bofetón de esos que retumba la habitación.

Cada vez estaba más húmeda y más dispuesta para Él.

Cogió las pinzas para pezones y me las puso bien prietas, para que fuera sintiendo el dolor en esos pezones duros mientras Él seguía lamiendo mi cuerpo inmóvil.

Lo notaba excitado.

Sabía que ese día iba a ser su objeto sexual, sin él preocuparse de mi placer, era su forma de decirme lo excitado que estaba.

Me colocó en el potro, con el culo al descubierto, atada de pies y manos, y empezó a darme pequeños azotes con la fusta mientras pasaba la mano por mi culo.

Después de cada golpe, cada vez más intenso, cada vez más fuerte, mi cuerpo se estremecía de placer y dolor, con cada azote que recibía.

Cogió el flogger y empezó a darme por la espalda, por el culo, pasando suavemente por el coño las cintas de cuero.

Madre mía¡¡… Mi coño estaba caliente, ardiente y yo deseosa de su polla….pero sabía que todavía me quedaba mucho para eso.

Me puso el collar de perra, me ató la cadena y a la vez que Él tiraba de ella y levantaba mi cuello con su fuerza, me volvía a dar un azote en el culo rojo.

Me sujetó con fuerza y me coloco mi dilatador anal.

-Ahora ya sabes lo que quiero hoy, mi perrita -me dijo.

Me soltó del potro y me quitó la mordaza. Y a cuatro patas me dió de beber, en mi plato de perra, ese vino que a mí tanto me gusta.

Le excita verme así, bebiendo de mi plato, metida en la jaula privándome de toda libertad, incluso de la mirada. Él estaba duro.

-Mira mi polla, perra, y saca la lengua -dijo con voz firme.

Sacó mi cabeza de la jaula y refrotó su polla por mi lengua, la metió hasta mi garganta, haciendo que mi saliva saliera disparada cuando Él la sacaba.

Me embestía una y otra vez, loco de placer, ahogando mi garganta .

-Sal de ahí, puta. Ahora quiero comer yo. Tengo hambre de ti.

Me sentó en el columpio, atada y amordazada de nuevo.

Ahí, abierta de piernas para Él, empezó a chupar mi clítoris, a morderlo suavemente, a pellizcar mis labios.

Mi coño empezaba a saborear su boca…. cuando de pronto empezó a darme cachetes en mi coño,

Poco a poco iba aumentando la fuerza en cada uno de ellos.

Me retorcía de placer ante Él.

Subió a mi cara y restregó mi flujo por ella, chupó mis ojos corriendo toda mi pintura y dijo:

-Ahora sí que eres mi puta!!!!! Y volvió a darme un bofetón, de esos que me recuerda a quien pertenezco.

Mi coño estaba abierto, chorreaba, pedía a gritos ser penetrado, pero sabía que todavía no era el momento.

Me metió los dedos en mi coño, fuerte, como si me embistiera.

Sentía dolor y placer en cada embestida y me pidió que me corriera para Él.

Su puta tenía que correrse para Él, quería oírme, ahora si quería oírme como grito de dolor y placer en cada embestida con su enorme mano metida dentro.

Estallé de placer corriéndome entre sus dedos.

Me quitó la mordaza y me los metió en la boca para que saboreara mi propio coño, con fuerza, separándose los labios abriéndome la boca.

Allí, colgada en el columpio, me quitó las pinzas de los pezones, las esposas de las manos y me pidió que me tirara al suelo boca arriba, como una buena sumisa.

Y él comenzó a tocar su miembro. Le gusta masturbarse encima mío, sin que yo haga nada más.

Empezó a masturbarse deprisa, me puso sus huevos en mi cara.

-Chupa puta!- Dijo con fuerza mientras me pasaba su miembro por mi cara .

Y ahí, desnuda, tirada en el suelo, complaciendo a mi Amo, chupando sus huevos y su polla, caliente como solo él sabe ponerme, empecé a mover mi cuerpo y sin darme cuenta me empecé a tocar.

Él, excitado al máximo, paró en seco, se puso de pie, me agarró del pelo y me levantó con fuerza y me volvió a dar otro bofetón para que no se me olvidara que era suya.

-¿Cómo te atreves a tocarte zorra??

Me empujó con fuerza al potro, me volvió a esposar y empezó a golpearme mi culo una y otra vez, excitándose al máximo.

Su mano me golpeaba, cada cachete me abría el culo y movía delicadamente mi dilatador anal.

Cuando Él ya tuvo bastante me introdujo su miembro embistiéndome una y otra vez, duro, con su mano agarrando mi pelo, hasta que se corrió en mi culo llenándome de su semen caliente.

-Ahora mi zorrita tiene que lavarme y asearme -dijo .

Me quitó las esposas y lo lavé con mi lengua para que estuviera limpio y cómodo.

Se sentó en una silla y me ordenó que le sirviera vino.

Él lo saboreaba mientras yo permanecía sentada a sus pies.

-Perrita, ¿quieres un poco de vino???

Me ofreció una copa de vino y me la bebí encantada para calmar la sed producida por la sesión.

Él sabía que mi coño pedía más, estaba húmedo, caliente.

Me tumbó en la mesa y me dió golpecitos sobre mi coño.

-¿Estás caliente, putita??? ¿Mi perra quiere más???

Sonreía y me miraba como solo Él sabe hacerlo.

Empezó a tocar mi clítoris, a humedecerme todavía más.

-No puedes correrte hasta que yo no te lo ordene -dijo, mientras seguía acariciando mi clítoris.

Mi cuerpo estaba loco de placer, quería explotar así que le suplique correrme, pero él no me dejaba.

Solo me repetía una y otra vez:

-Eres mia, eres de mi propiedad, eres Solo mía y no te comparto con nadie.

– Empecé a suplicarle alto, casi gritando y Él accedió.

Fué como una explosión de placer.

Metió su polla en mi boca, la sacó, me miró, me besó en mi coño, me besó en mis labios.

Me dijo: -Muy bien perrita.- Y me ordenó vestirme. Ya estaba deseando que llegará la próxima sesión.

Firmado LUNA

Esther Dentro de Ti | Tu Sex-Shop de Confianza

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