Alba La Misteriosa

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Segundo relato del segundo Concurso de Relato Erótico DENTRO DE TI.

Alba La Misteriosa

Era por la mañana. Me levanté con un terrible dolor de cabeza,así que decidí salir a la farmacia a buscar paracetamol.

Cuando estaba haciendo cola, entró una chica, me pidió la vez, cuando me giré para decirle que era yo la última, buufff, me quedé parada.

Esa mujer, no es que fuese muy guapa, pero si que tenía cierto magnetismo…A mi me llamó la atención por completo, y lo mejor, yo la suya también.

Cuando salí, ella prácticamente lo hizo detrás de mi.

-Hola! Me llamo Alba, soy nueva en este barrio, serías tan amable de indicarme donde me puedo tomar un buen café?

-Hola, yo soy Lola, si justo iba yo también, si quieres lo tomamos juntas…Alba dijo; de acuerdo, con una sonrisa que me cautivó.

Estábamos tomando ese delicioso café cuando Alba me mira y me dice, Lola me gustas…Alba tú también, pero quiero que sepas que no me suelo comportar así.

Así? Como? Me pregunta Alba.

Alba yo soy hetero, pero hace ya tiempo me ronda la idea de probar con una mujer y justo apareces tú…

Pues entonces magnífico no?

Pagué los cafés, le dije,  me encanta cocinar, me dejas invitarte?

Mmmmmmm si…

Llegamos a mi casa, nos quedamos en la cocina.

Es amplia, puse música y cuando empezaba a preparar la comida, ella se acercó, me miró y acto seguido me besó. Me dió un piquito muy cerca de la comisura de mis labios…

Me gustó aquel beso, al cual respondí, antes no dije que era verano, íbamos ligeritas de ropa.

Seguíamos en la cocina.

Aquella mujer ya estaba besando mi cuello. Me quitó la camiseta, empezó a tocar mis pechos…Diooos!!!

Alba me estaba poniendo la piel de gallina, los besaba, con sus dedos, exactamente con las yemas rozaba mis pezones, los chupaba.

Me cogió de la mano, llévame a tu cama dijo.

Una vez en mi cama, me hizo estirar. Me quitó los shorts, me bajó las braguitas, acariciaba el interior de mis muslos.

Empecé a sentirme húmeda. Ella despacito introdujo sus dedos dentro de mi vagina.

A sus dedos le siguió su boca. Para entonces mi sexo ya era un volcán.

Me sentía arder en tanto placer, aquella mujer sabia muy bien donde tocar y como.

Hizo que llegase a un par de orgasmos, por cierto muy intensos. Mis piernas quedaron temblando, hacía tanto que no disfrutaba así…

Una vez me recuperé quise complacerla, pero ella me dijo; Lola descansa, a la siguiente me recompensas, olvidé una reunión muy importante y no me puedo quedar.

Y aquí estoy, no la he vuelto a ver, y la echo de menos, no soy la misma desde entonces.

La dama que lee.

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